miércoles, 10 de septiembre de 2014

Priscilla segunda parte.

Day 4

Bien, aquí empieza la aventura de verdad. Nos abandonan una pequeña parte del grupo (los más esaboríos, por suerte), y se unen tres personas, una irlandesa (ole... anglosajones todos), un lóndrico y oioioi... un pedazo jombre americano que joioioioioi... hetero todo él (qué asco).

El nuevo guía es auténtico de verdad, una especio de Brad Pitt australiaco con barba y coleta rubia, un atuendo de ranger de verdad. Esto pinta genial. Me esperan muchas horas de carretera por delante rodeado de un buen grupo internacionalmente inglés. Creo que al único que entiendo es al alemán que nunca habla.

Comienza nuestro road trip y el guía está poniendo música que parece salida de mi reprodustor, por lo que la sonrisa en mi cara es tan grande que no me cabe (producida por música que me gusta, por estar viviendo una aventura, por tener a un jambo que ai omá qué rico y todas esas cosas, ejem).

Nos adentramos poco a poco en el desierto, con granjas perdidas en medio de la nada, Canguros enormes muertos en la cuneta (¿es que aquí no tinen gatos o perros?).

¡Los pueblos son auténticos! Alguno parece sacado de una peli de terror, semidesiertos y conformados por sólo un par de calles (me imagino viviendo aquí y estoy muerto de asco a las dos horas).

Hacemos la parada en una reserva natural, todavía con bosqué. Allí hacemos una estupenda BBQ todos colaborando alegremente. Poco a poco hago contactos (entre ellos ya se conocen bien... pero joder, menudos acentos leches). Luego el guía nos lleva a una pequeña excursión a la cima de un monte y podemos ver las vistas del esplendoroso bosque de Eucaliptus.

Esa noche hacemos una hoguera y dormimos al raso ¡qué genial!


 Day 5

Nos levantamos a las cuatro y media de la madrugueitor para ver la salida del sol. Potentes colores que van desde el rosa hasta el naranja colorean el horizonte (ole, qué bonito me ha quedao).

El día transcurre conduciendo por carretera de tierra ya en medio del puro desierto (Aquí la llaman "autopista"...). Ni un puto McDonald's en miles de km's. Esto es el infierno.

Hay pueblos en medio de la nada, si a eso se le puede llamar pueblo. Lo gracioso es que no tienen iglesias, como en los nuestros, el centro de estos poblados son enormes Pub's. Estos sí que saben.

Nos paramos a visitar una emm "galería de arte" aunque parece en realidad el escenario auténtico de una auténtica peli de terror auténtico. Mooooola. Coches abandonados, neveras, lavadoras, jaulas con pieles dentro, partes anatómicas de Emus por ahí tiradas... gasté una batería haciendo fotos.

Otra de las muchas paradas fue un lago (ahora seco) de sal. Desierto blanco. El cielo estaba cubierto por una ligera neblina, por lo que parecía que estábamos en una hoja de papel, cual dibujos.

La noche la pasamos en un cámping, cenando espaguettis. Me divierto observando al grupo. Una de las chicas jóvenes ataca al joven soltero y otra mujer un poco más madura ataca al jambo americano. Me da que ninguna de las dos consigue mucho (o nada), aunque la chica es muy guapa y maja (y él también, pero un poco de pueblo). Y no, a mi no me persigue nadie, quizás la lagartija que se me puso en el pie mientras estábamos cenando. De momento con la que mejor me llevo es con una señora jubilada californiana super maja, habla un inglés inteligible y además es de Santa Mónica.

Esa noche también la pasamos a cubierto debajo de un techo, pero llegó una tormenta de arena y aún tengo arena hasta entre los pliegues de mis intestinos y luego llegó una fuerte lluvia. A la salida del sol no podías ver ni rastro de esa agua.

Day 6

Me despierto con todo lleno de arena. Después del desayuno nos ponemos en camino rumbo a un pueblo de mala mue... digoo pueblo minero llamado Coober Pedy. Arena, arena, casas cochambrosas y un magnífico hotel de cuatro estrellas cavado en la roca cuyo internet exclusivo para clientes cubre el pueblo entero (Grrrr). Nosotros nos hospedamos en un albergue también cabado en el interior de un monte. Es como un búnker de guerra y se está calentito y tranquilo dentro.

Nos hacen un tour sobre el Ópalo, la razón por la cual existen tantas minas en esta zona. La piedra preciosa y preciada por todos. Vemos una mina y cómo viven la gente aquí, debajo de la tierra, el lugar ideal para soportar las altas temperaturas del desierto por el dia y las bajas por la noche.


El terror llegó cuando el guía nos dice que tenemos el resto del día libre. ¡¡Me cagoen!! ¿Qué coño se hace en un pueblo en mitad de desierto y sin cobertura de movil o un puñetero internet? Mi misión consistió en dar vueltas por el pueblo buscando cosas para fotogrfiar, pero el aire llenito de arena se te metía hasta en el ojete, entonces decidí probar suerte con algún wi-fi. Llevaba tres días sin conexión alguna. Pero no tuve suerte, encontré un bar con wi-fi pero era de pago (no te lo daban con la consumición). Mi gozo en un pozo. Paso las horas como buenamente puedo.

A la hora indicada tenemos visita en un pequeño refugio de Canguros. Ahí les podemos dar de comer y nos enseñan uno pequeño recién nacido. Todo el mundo les deja dinero voluntariamente... yo no puse ni un duro, soy lo peor... ejem... ¿qué pasa? estoy en el paro, coño...que nadie me mire asín de mal.

Después de una ducha en la que perdí hasta 5 kilos soltando lastre arenil por todo mi escaso pelo y delgado cuelpo vamos a cenar pichas (pizzas) y luego un ratico en el "pub" del hotel ese tan de 4 estrellas donde no hay música. Jugamos al billar... pero desisto a las primeras de cambio, mecagoen las anglosajonas ¿les enseñan a jugar desde pequeñas o que?.

Derrotado, me meto en mi habitáculo para domir... zzzz... soñando que quemaba un coche (un Lada familiar para ser más exactos, el coche de mi padre de cuando éramos niños) y que la pulisía Australiaca lo descubría y lo anunciaba en las noticias. Ains... serán los calores del desierto.

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